El fútbol peruano es distinto al de todos. Es folklórico, algo amateur, impredecible, a veces incompetente. Nuestros dirigentes son poco menos que una bolsa de basura, nuestros equipos profesionales sufren de crisis económicas y hasta deportivas y para colmo de males no tenemos logros internacionales. Pero entonces, ¿por qué somos un país tan fútbolero? ¿por qué seguimos tanto a un deporte que tan poco nos ha dado? ¿es acaso masoquismo puro? La respuesta es difícil. Y es que aquí no hay nada de lógica. Esto es fútbol y por ende es pasión. Nuestro fútbol nos podrá tratar mal, pero siempre estaremos ahí. Al lado de nuestra selección y del equipo del cual somos hinchas. Esto es nuestro Julgo Peruano. Es nuestro mal necesario y del cual nunca nos curaremos porque no podemos dejar de respirar fútbol.