domingo, 6 de septiembre de 2009

Llegamos a las dos cifras

Ya le dedicamos la portada a Rengifo, ya debes haber visto el resumen del partido, ya debes haber escuchado a los periodistas analizar el partido. Pero ya es hora de hablar del hincha.


Estamos acostumbrados a que el día posterior a un partido de la selección nos levantemos de la cama aún con la amargura de una derrota. Y es que se nos ha hecho una costumbre ver perder a nuestra selección e inventar innumerables excusas. Que la culpa la tiene Chemo, que son unos juergueros, que hay muchos chibolos, que nadie suda la camiseta y un interminable etcétera que termina siempre en un "ya fue, el próximo partido será otra cosa". El hincha putea, busca explicaciones y renueva su fé amparándose en la siguiente fecha. Así es el peruano. Y así fue ayer. Cerca de 15 mil personas (sin contar palquistas) renovaron esa fe con la selección y pagaron las costosas entradas para ver jugar a la blanquiroja. No les importó alentar al peor de sudamérica, a los dirigidos por un incompetente... a su selección al fin y al cabo. Y con esa última palabra de 9 letras basta y sobra. Era Perú y había que estar ahí. Fueron 15 mil y con ellos basta. Aplauso para ellos. Aplauso por su valentía y por no quedarse en casa como tú (y como yo).

Y esos que fueron salieron ganados. Vieron a una selección sin presión, que jugaba libre y sin temor a atacar. Pero lo más importante: vieron ganar a la selección. Cosa que no pasa muy frecuentemente y que de repente sea la última vez que lo haga. Tuvieron el lujo de ver a un Chorri entregado a muerte con la camiseta que vestía y de emocionarse con las subidas de Vargas. Incluso podrían decir que vieron a Uruguay perder su clasificación con el último de la fila. Con su selección.

Hoy, antes que aplaudir a la selección, al Chorri o a Rengifo, aplaudo a los que fueron al estadio. Aún tenemos peruanos.

El gol

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1 comentario:

El Braca dijo...

Es cierto Julgo, los que fueron al estadio se merecen un aplauso. Parece que Peru, a forma de consuelo, va a complicarles la vida a los rioplaplatenses, a ambos.
Saludos.