La “U” es incontrastable. Ahí, donde el oxígeno escasea, donde el cielo está más cerca de las cabezas, demostró que su hábitat natural es la cima misma. En sus cuatro acepciones la “U” fue incontrastable, porque en las alturas demostró que no se puede contrastar con nadie (no tiene igual), que no se deja vencer o conquistar, que nadie se atrevería a impugnar su juego, y que no se deja reducir por ningún rival.
Como ocurrió ante Sport Ancash, la “U” supo sacarle más provecho a la altura que el mismo local. Hizo correr más la pelota cuando el aire faltaba, apretó el acelerador cuando las circunstancias lo ameritaban, probó de lejos para jugar con esos botes y piques antojadizos en una cancha ingobernable. Simplemente el equipo de Gareca usó mejor la cabeza ante un Minero agonizante de plantel maltrecho, casi amateur. Y si los goles triunfales en esas salidas a provincias siempre llevaban la marca de los pies de Hurtado, ante su ausencia, el compromiso fue asumido con entereza por Jiménez y Labarthe.
Como ocurrió ante Sport Ancash, la “U” supo sacarle más provecho a la altura que el mismo local. Hizo correr más la pelota cuando el aire faltaba, apretó el acelerador cuando las circunstancias lo ameritaban, probó de lejos para jugar con esos botes y piques antojadizos en una cancha ingobernable. Simplemente el equipo de Gareca usó mejor la cabeza ante un Minero agonizante de plantel maltrecho, casi amateur. Y si los goles triunfales en esas salidas a provincias siempre llevaban la marca de los pies de Hurtado, ante su ausencia, el compromiso fue asumido con entereza por Jiménez y Labarthe.
Primero “Malingas” aprovechó un rebote de principiante dado por Castellanos a los 21’ de la etapa inicial y apareció como fantasma para meterla. En el complemento, el hijo del “Chino” selló la victoria con un sombrero soberbio a los 26’.
Nuevamente todas las líneas armonizaron. Fernández seguro de manos, ese fondo de tres encabezado por Galván aguantó todo cuando la cancha se inclinó por el natural cansancio, la contención con Rainer y “Toñito” funcionó y arriba los goles llegaron oportunísimos.
Salvo la iracunda reacción de Neyra por fricciones con Pisano (que le valió salir sin parecerse a Riquelme), todo ocurrió tal cual los planes de Gareca. Ganó donde nadie había ganado antes, sintiéndose puntero, pero sintiendo también, en la nuca, esa respiración acezante e incansable de Cristal, esa sombra eterna que sólo dejará de ser sombra cuando se enfrenten.
Hasta entonces la “U” sigue oliendo a campeón, sabiendo, luciendo y sonando también a campeón, porque tiene derecho, porque en la “Incontrastable” demostró ser más incontrastable que cualquiera.
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